27.3.07

Poema de Ana Emilia Lahitte


IGNORANCIA

Lo trajeron
los hombres de la sed.

En un principio
me pareció reconocer un pájaro.

Luego se distendió como una fiera.
Creí después morir en un naufragio
de abedules o de ángeles baldados.

Sigo ignorando
qué es lo que hasta ahora
me mantiene
……………… así
…………………. desorbitada
tratando de mirar lo que me ciega.
Lo que me abisma.
Lo que me destruye.

Sé que jamás sabré.
Y eso me salva.

© Ana Emilia Lahitte

Poema de Gabriela Delgado


A tientas


Fue una revelación
enredada en un huracán de palabras.
Un fulminante golpe.
La posesión de la pesadilla.

Desangrarse sin derramar
siquiera el aliento.
Fue remolino y vértigo.
La noche descreída.

Negación y certeza
rasgando mis credos.
El rumor de la mentira eterna,
del sacramento en vano.
De la sombra indeleble
que llevo desde entonces,
........................ a tientas.

©Gabriela Delgado

Poema de Jorge Hirch


El fuego
consume el papel
y libera la palabra.
En el centro de la hoguera
sonreía Rabi Akiva
ceñido a los rollos de la ley.
En vano los romanos
y su ejército divino
trataron de someter los corazones.
Quemaron la carne,
hicieron cenizas del papel
pero los ideales y las letras

son eternos.

© Jorge Hirch

26.3.07

Poema de María Rosa León


No me resigno a no volar

Cuando todo parece
indicar que no hay salida,
yo me invento una puerta
en el medio de la nada,
si es preciso.

Pero no me resigno
a no volar.

© María Rosa León
De "La rosa inesperada"

Poema de Magalí Garcea


Y disparar
De vez en cuando al cielo
Por si él
Existe de veras

© Magalí Garcea

Poema de Jorge Orozco


AÚN SOY…

Aún soy
lo que sentí al partir
el sabor amargo
la sombra
un puñal hundido
en la desnudez sin nombre
mi alma saqueada

con impiedad de espina
dolorida

su derrota gime
a tientas
en la noche
recorro el camino
hasta que nazca el alba
callo
sin esperanza

la plegaria inútil
antes
en mi voz reía
toda la alegría
hoy
en ella llora
toda la tristeza.

© Jorge Orozco

Poema de Pedro Donangelo


Luz de Rembrandt


reflejo de tu cuerpo,
luz que esparce una lámpara en la pantalla del televisor apagado.

“reflejo de tu cuerpo” y conjuro la rima:
tu cuerpo reflejado/apagado
porque no hablamos más que lo imprescindible tumbados en una jaula de
…………………………memorias
contemplando la opulencia de la luz.

© Pedro Donangelo

Poema de María Malusardi


esas mujeres que hunden sus ropas en los ojos soy yo
abrazo hijos
reflejados en las ventanas de vermeer
hay cansancio en la lechera
laúdes que el siglo ampara la cuerda rota
partos amasan el pan del día
fetos enlutados en la rueca del desteje

© María Malusardi

25.3.07

Poema de Carlos Kuraiem



Yo también he de inventarme

una doble vida
hecha de soledad
y de compañía

de estar junto al fuego
a la intemperie
de estar junto al fuego
y seguir sintiendo frío

de estar junto al fuego
que no calienta
aunque quema

no calienta

© Carlos Kuraiem

Poema de Daniel Chirom


Leonardo y “La última cena”

Por encargo de Ludovico “el moro”
deletreé durante tres años
la Ultima Cena.
No cometí ningún error,
fue mi voluntad que Cristo y sus apóstoles
se fueran desintegrando con el tiempo.
Cuando la cena sea nuevamente servida

otro Ludovico me encargará rehacerla
hasta que el vino vuelva a escasear.
Confío en la eterna sed del hombre.

© Daniel Chirom

Poema de Cecilia Ortiz


Geometría del enigma

.........................En el alma el viento de la inquietud
........................en el corazón el fuego de la pregunta
..................................................Carmen Martín Gaite

uno

mis manos como criaturas intrusas se adaptan
…..
a mi carga de sensaciones
…..
se hacen invisibles al aferrarse
……..
a ese fragmento desprendido de la eternidad que rueda
……….
desordenada
son la medida de mi cuerpo cuando la fisura absurda
……….
del mundo
se pliega entre lo posible y la esfinge de lo que no es
…………
(mis dominios secretos)
esa geometría del enigma
ese peligro que invade
………… desde las sombras la hora enajenada del presagio
entonces
surge el latido en la noche -travesía que me excede-
……….
y solo deja rastros de un nombre
…..
para decir en la memoria lo intraducible

se hechiza mi visión frente al dominio del viento
…………
detrás de la melancolía
y son mis manos las que se hunden en la luz
…..
(buscan el alma del viento)
…………
atraviesan el verde mágico -alientan la memoria-
…………
y penetran la tiniebla que precede al amanecer
preguntan
las mudas tempestades contestan
……
vestigios de un murmullo hermano
……….
de una aletargada sangre
……….
de la vestimenta que cubre la casa solitaria
-corazón inviolable dormido junto al sueño de otra vida prisionera-
es desafío el juego de la pregunta
-más poderoso que una ausencia cruzando
…………
el vacío sitio donde fuimos amados-
herido hasta las lágrimas
el rumor sostiene los deseos
en el rincón amante de secretos

mis manos como criaturas intrusas detienen el llanto
…..
ese pasajero de mis ojos en continuas lluvias
reconquistan las horas de antaño
antes de gritar sobre la orilla de estas venas
…………
que estremecen el dorso con senderos azules
preguntan
…..
para desvanecer el tiempo
…..
que cubre la piel en cada hora incesante de los días
reconozco la máscara dorada que sostiene mi cuerpo
………
amparado por una red de ademanes
…..
habita el pensamiento
…..
traspasa dominios fatigados de hierba
…..
prolonga el olvido respira en la brisa de unos gestos
…..
instala mi reino -dominio del silencio interminable-
contemplo la imagen

me reconozco

©Cecilia Ortiz


Poema de Nora Perusin


CINCO MONEDAS

................... a cierto recuerdo de la infancia

La muerte mira de soslayo y pide una moneda,
liviana queda en la mano de mi padre,
como el gemido del viento
o cierto blues un domingo de cine, por la tarde.

La moneda baila y brilla en su mano
es una canción que no puedo entonar
“good night sleep light”
mi voz es áspera y vuelve a pasar
como una cinta sin fin

la música da vueltas y no me reconozco
en esa escena
pero la moneda brilla
en la mano me quita los deseos de mi padre
desnuda

Ahora la mendiga se apodera de las hojas de ligustro
del paso en el guijarro
de un pasaje de convoyes nocturnos

en otro invierno

© Nora Perusin

Poema de Claudio Portiglia


Canción VII

Las bocas ruedan bocas ruedan voces
ruedan cabras que ruedan ... ruedan ríos
ruedan leyendas
... ruedan desvaríos
ruedan lenguas que mienten
... ruedan hoces

Sueñan sueños que sueñen ... altavoces
que amplifiquen la voz en los vacíos
sueñan dientes que muerdan ... sueñan fríos
sueñan versos dentales y feroces

Las ruedas y los sueños van rodando
sueñan las bocas ... ruedan las palabras
matan los dientes ... miente la paloma

y entre tanto soñar ... de vez en cuando
se confunden los dientes y las cabras
ruedan las lenguas ... y el amor se asoma.

© Claudio Portiglia

Poema de Erika Martínez Rodríguez


Llenarás

Un día llenarás mi espacio,
caminarás,
sentirás.
Volverás a recorrerme
ante los ojos de la luna
que mirará celosa.
Viviré despacio
para no caerme.
Quiero que te quedes siempre
para poder olerte,
sentirte en cada sueño,
mimarte a cada paso...


© Erika Martínez Rodríguez

Poema de Fernando Trejo


Paseo sin compañías

Estoy en la intemperie de un cuarto que no conozco,
beso la tierra de mi país y bebo su sangre,
fluyo como serpiente en sus entrañas,
...................................................... me reconozco
beso el espejo del cielo que me vio nacer.

No voy a reponer estos minutos,
instantes en que me creo abismo y no me caigo,
momentos en que soy desierto ebrioso.

Hay un alguien metiéndose a mi cuerpo
jala mis manos en la soledad
sus brazos ríen llevándome al olvido.

..................................................................Me voy
...........a donde sólo yo sé que alguien me espera.

© Fernando Trejo

23.3.07

Poema de Clara del Carmen Guillén


Para caer a oscuras

No dijimos adiós para perdernos
Cada palabra ausente se derrama.
Somos esa muralla que derribó el torrente

..................................... Para caer a oscuras.

© Clara del Carmen Guillén
De “Nocturno para despertar desvelos”

Poema de Graciela Licciardi


Difícil perdonar al que más malo

Nos hirió en lo hondo
difícil encoger el tiempo atrás
y hacerlo de bolsillo
contarle las vértebras al más cercano
hacer un nudo hasta ceñirlo

pero más difícil gastar el día a día
esperando ese perdón
que nunca llega

© Graciela Licciardi
De "A cuerpo abierto"

Poema de Roberto Di Vita



Un adiós a Zitarrosa



......................
A Alfredo Zitarrosa

............
en el día de su partida 17/01/89

Adiós pajarito cantor
trovador de nuevos horizontes
cantor de cielos y madrugadas
ya no habrá cercos,
ni cárceles,

ni exilios
que detengan tu andar,

estás en la memoria del canto

y en el corazón de los pueblos...




© Roberto Romeo Di Vita
De "Aspero quiero que mi verso sea..."

Poema de Anamaría Mayol


NO ME OLVIDO DEL VUELO

He quebrado las máscaras
he transitado
sobre mis propias muertes

Me he visto trasmutando
de gaviota a paloma
de halcón a águila

He comido mis vísceras
regresado en mujer

Me encuentro parada
en mis dos piernas
transito
el último tramo del camino

aún guardo las alas
en los rincones

No me olvido del vuelo.

© Anamaría Mayol


Poema de Oscar Wong



Azul, tonalidades de agua.
Y rojos y amarillos.
Del gris al bermellón
tiembla la superficie del océano.
Gaviota prodigiosa el sol,
reverbera su chillido en la playa.
Del color a la forma
con un candor de espuma
emerges lenta,
inolvidablemente hermosa.
De envidia la brisa se estremece.

Tu cuerpo espiga luminosa.

Destellos de verano,
vastas alas pulsando primaveras
tu cabello.

Mediodía total.

© Oscar Wong

Poema de Viviana Pelle


Prefiere jugar


La niña destruía papelitos.
No sé si destruyó también
la hoja marchita, carcomida.
Prefiere, ahora,
jugar y burlarse
tal como niña, de las formas raras de la hoja,
regalarle otras hojas arrancadas , pequeñitas
para que no sufra esa hoja por su desgaste
y para que imagine que ella también la quiere.

©Viviana Pelle

Poema de Nora Cóliva


Botero y los cartoneros

Gigantescos boteros de cartón
Abrazan a siete pibes
Que cubren sus huesos con piel sucia,

Burlan la ciudad adormecida
Inmensas panzas malolientes.
El de los ojos más tristes, más abiertos
Con su último ánimo
Trepa la escultura
Hacia la mano prohibida
que lo acaricia.

Seis miradas distraídas.

Desde un colectivo, a media noche
Sangro la imagen,
Mientras mi garganta estrangula
La última sonrisa verdadera.

©Nora Cóliva

22.3.07

Poema de Roberto Roséndiz Carmona


Amarga soledad

La voz cambia
las manos
desconciertan la palabra
el filo de la copa
lame los labios
con sal de la montaña
borra
los últimos vestigios trazados por el agua.

Trato de entender
la furia de las gigantescas olas
la mala suerte de la niña ahogada
sus ojos azules
la amarga soledad de la memoria …

©Roberto Roséndiz Carmona

Poema de Roxana Palacios



perderse de vista

difícil, a tu edad, perderse de vista,
por muy arbitrario que sea tu tamaño siempre hay
una gota de agua que se convierte en espejo,
una gota que proyecta la imagen impalpable,
minúscula, gigantesca
siempre hay alguien que conoce la forma de tu cabeza,
la posición en que te gusta dormir
a tu edad, difícil desaparecer,
alguien puede estar guardando ahora mismo tu recuerdo
en un cajón, tu ignorancia en su bolsillo
también puede pasar que te quedes en la pared
formando parte de las fotos de familia
como mi bisabuela, blanca y negra
en el hueco de la escalera
inútil esconderse, aunque creas que una
especie de velo te cubre a veces
tu sueño está más expuesto de lo que pensabas
algunos lo saben, es que el sordo y el ciego reconocen
la lluvia de distinta manera

© Roxana Palacios
de
En el fueracampo (2004)

Poema de Cristina Pizarro


LOS CUATRO ELEMENTOS EN MÍ

En la espera de la casa
…..
que no llega.
En el ensueño del espacio
…..
transfigurado,
en un movimiento de
….. arco evanescente.

Visión de la tierra
……… y el aire.
Tierra, en actitud de recibir
que va penetrando
el viento.

Tiempo inabordable y déspota
no me dejas navegar
entre el agua de mi origen
y el fuego de mi esencia.

Agua mi madre,
con su ritmo incesante.

La vida cotidiana,
la sonrisa. La palabra,
la caricia tenue,
el despertar, la lucha,
la esperanza,
el principio y el orden.

Agua la sangre,
….. torrente pluvial
que vivifica mis arterias,
y el rocío de la resurrección
del amor,
en el futuro.

Fuego transformador
que genera la vida,
centelleante búsqueda
de la casa encendida.

Enraizada en la furia,
y, en ascuas,
mi cuerpo
avanza
…..
en la planicie.

Asciende.
Y atravesando el fuego.
……………….............
Renace.


© Cristina Pizarro
Poemas de agua y fuego(1993)

Prosa de David Rosario Sorbille


Amor

El crepúsculo cae sobre la ventana de nuestro hogar, en tanto, mi compañera de toda la vida y yo, observamos la despedida de esa tarde de otoño. El espacio que ocupamos se llena de silencio, sólo intercambiamos una mirada y en ese gesto la historia de nuestras vidas arrebata el momento. La alegría y la pena se transforman en una única imagen de calidez y respeto mutuo. Nuestros hijos crecieron así, en ese ámbito de solidaridad y afecto. Ese mismo rincón de luz, que ahora me tiene a su lado, fue testigo de nuestros sueños. De pronto, Ella abre la ventana y echa unas migas de pan hacia la vereda que, poco a poco, se puebla de palomas. El rostro de Ella asombra de alegría y observo sus manos delicadas apoyarse en mi brazo izquierdo. Ella sabe que siempre estuve así, amparándola. Los años no han pasado en vano y las cosas de la vida vienen y se van. Pero ese es el momento que no debo olvidar porque atrapa mi sensibilidad. Las palomas han comido su porción de pan molido y se aprestan a volar. Ella cierra la ventana y con sus ojos humedecidos por algunas lágrimas que asoman, apoya su rostro en mi pecho. Es el tiempo de decir que el amor no requiere de palabras.

© David Rosario Sorbille
Foto: Gustavo Tisocco (Jardín Botánico de Buenos Aires)

Poema de Ana Elena


Un círculo extremo
con la piel fría
de un metal salvaje

una luz lacia,
decadente,
que el tiempo
no mejora

un día de circo
con alfombras invertidas,
colores muertos,
cautivos

y tú

como un chasquido,
una estrella
fugaz;

trozos de oro
para distinguir
tus
horas....

© Ana Elena

Poema de Salomón Valderrama Cruz


Trueque

Tu salto es un
segundo congelado
que ni apresura el tiempo ni lo mata:
preso en su movimiento ensimismado
Octavio Paz

¡Nave ilegal, dame a suerte del Poeta!
Podrido, querido, en la antípoda frutal.
Inútil pescador de cuerpo elemental.
Tridente o látigo de Cristo, en grieta...

En el poeta o en el farsante casto
Hay un dictador de océano rostro.
Fino en la secularidad de Castro;
Dulce maíz, hilvanado, del abasto.

Abismo de la universidad espacial:
Comer del tercero para ser primero.
Secretos, trueque, en bombardeo comercial

Cual paradigma de aventura en florero
Somete, roza, amor, el cuerpo de mi ama,
Infernal, de azúcar cismada en la cama.

©Salomón Valderrama Cruz

Poema de Ramón de Almagro


Página en Blanco

... y me vuelco a una página en blanco,
a llenar sus renglones vacíos...

...a tratar de formar con palabras,
el poema que venza tu hastío...

...el que pueda volcar en tus ojos
unas gotas de suave rocío...

...el que arranque por fin a tus labios
un susurro que suene a suspiro...

...el que logre anidar en tu pecho
algo de esto que hoy late en el mío...

© Ramón de Almagro

21.3.07

¡FELIZ DÍA DE LA POESÍA PARA TODOS!


Con todo mi aprecio Gus...

L
a Poesía

Llegas, silenciosa, secreta,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas. contra invisibles huestes.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.

Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente,
abres mis ojos.

Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.

Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
substancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.

Octavio Paz

Poema de Paulina Vinderman


Puerto Viejo

es el nombre del café y hay un hombre en el fondo
fumando en pipa.
Las ciudades se definen en sus puertos
(o en su carencia), pienso,
en lo inexcrutable de los extravíos y la espera.
Me inquieta este antiguo golpe del corazón,
esta mirada directa de cuando era chica,
que partía en dos los secretos de gente muy quieta
en las habitaciones silenciosas del verano.
Perro entrenado para escribir la luna,
la espero en la huída de esta tarde, frente a las tipas de
la ventana, como si fuera un puente tendido expresamente
para no regresar
(lo demuelen después que paso, sin ceremonia.)

En este pequeño sitio debo construir algo que se anude,
como un puerto a la ciudad.
Y digo puerto como digo abrigo, como digo existencia,
erguida sobre la memoria, orgullosa
como la pintada sobre la pared de la fábrica.
¿Qué es escribir sino modificar la respiración
de las ciudades?
El hombre de la pipa ordena sus cosas para partir.
Tiene ojos duros, como cristales de botellas,
preparados para el calor y la soledad:
un personaje de London en el trópico, de camisa gastada
y manos bruscas.
¿Debo averiguar su historia o inventarla?
Mientras la noche viene, me cambio de mesa
para aspirar mejor el olor de la pipa que flota todavía
como un barco fantasma, sobre las historias muertas,
caídas de bruces sobre los papeles.

El zorro se comió a la fábula", me grita, la pared.


© Paulina Vinderman
Foto: Gustavo Tisocco (Puerto de Mar del Plata)

Poema de Vicente Muleiro


INTENTO CONSUMADO

Otro gesto al entrar sin demasiada fe ni tono
trágico. Un brillo inesperado en el plumaje
opaco del gorrión, un
punto más, un decibel más
sobre el rumor parejo de los espectadores.

Negra marea de la repeticón sube con olas ciegas
pero él tantea ese hueco entre dos rejas
allí pasa su mano, paso cambiado
en la misma avenida Rivadavia.

Tic-tac: las 19.02, ayer
hubo de todo pero ya no se acuerda. Las
19.02.27; el alma pasa por un claro mínimo.

© Vicente Muleiro

Poema de Lucía Serrano


ENLOQUECERE A CUALQUIER POBREZA

Los sentidos que habitaban nuestra sangre, tuvieron un latir perfecto.
Brillante lengua, lamiendo placeres extremos en todas las orillas.
El apresuramiento de los extranjeros, fue haciéndome cada vez más sabia.
Todo código se hizo para ser transformado.
¡Oh Dios, porqué me has enseñado a la perfección, secretos del lenguaje que inventaste! ¡Nada hay en las palabras idiotas!
Nosotros, estuvimos días despiertos en tu presencia, sólo por escucharte nombrar la síntesis del verbo.
Mi cuerpo entero es un ave de alta montaña y posee un corazón que no le teme a tus vientos.
Dios, comienza el carnaval y tú ganas el premio al mejor de los disfrazados.
Esperaré el día del juicio final conversar contigo tranquilamente, para escuchar tu sentencia.
Esa eternidad es la que deseo.
Fue la lujuria de haberte entregado mis besos y mis caricias, la de haber gozado con todo mi cuerpo, la que purificó la sangre por ese amor ausente.
Para gastar todos nuestros besos en una sola noche, fuimos cómplices de cualquier deseo.
Reconozco conocer este hábito del vacío perfecto.
La melancolía del recuerdo, descubre intacto nuestro imposible.
Te lo prometo amor, enloqueceré a cualquier pobreza, siempre diré que no.

© Lucía Serrano